15 de septiembre de 2008


Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, durante la ceremonia conmemorativa por el 198 aniversario del inicio de la Independencia Nacional, en el Zócalo de la Ciudad de México


Amigas y amigos:

Nos reunimos para conmemorar el 198 Aniversario de nuestra Independencia nacional, en uno de los momentos más aciagos de nuestra patria.

Hoy nuestro país está inmerso en una profunda crisis económica, política, educativa, cultural y de bienestar social.

A demasiados mexicanos los agobian problemas económicos y de toda índole. Domina el temor y la incertidumbre. Es frecuente escuchar las preguntas ¿Qué va a pasar? ¿En qué va a parar todo esto?

Para estas interrogantes no hay respuestas aisladas y lo primero es conocer las causas de la crisis, saber cómo se ha llegado a estos extremos de decadencia.

Como es lógico, esta descomposición social no es producto del destino o de la fatalidad; es, en una medida esencial, el resultado del mal gobierno y de las políticas que se han venido imponiendo para favorecer a una minoría, a costa de la opresión y el sufrimiento de la mayoría de los mexicanos.

Toda esta crisis comenzó a gestarse desde que un grupo de tecnócratas, comandados por Carlos Salinas, convirtió de plano al gobierno en un comité al servicio de una minoría de banqueros, de hombres de negocios vinculados al poder, de especuladores, de traficantes de influencias y de políticos corruptos.

A partir de la creación de esta red de intereses y complicidades, todas las acciones del gobierno se orientaron a mantener y acrecentar los privilegios de unos cuantos, sin importar el destino del país y la suerte de la mayoría de los mexicanos.

En este marco de complicidades y componendas entre el poder económico y el poder político, se llevaron a cabo las privatizaciones de las empresas públicas.
También en este contexto debe verse el asunto del Fobaproa, cuando en el gobierno de Zedillo, con el apoyo del PRI y del PAN, las deudas privadas de unos cuantos se convirtieron en deuda pública.

Ese “rescate” de los bancos costó cien mil millones de dólares y desde 1995, cada año, se han destinado del presupuesto público alrededor de 30 mil millones de pesos, sólo para pagar intereses de esta enorme deuda pública.

Al grado que en el proyecto de presupuesto que acaba de presentar la Secretaría de Hacienda del gobierno usurpador al Congreso para el año próximo, mientras a la Universidad Nacional Autónoma de México se le asigna un presupuesto de 22 mil millones de pesos, para el pago de intereses del Fobaproa se destinarán 35 mil millones de pesos.

A la llegada de Vicente Fox siguió la política del pillaje. Inclusive se fortaleció y se hizo más vulgar la red de complicidades.

Con el apoyo de esta mafia, se consumó la operación fraudulenta en las elecciones del 2006, para seguir imponiendo una política económica contraria al interés popular y a la soberanía nacional.

El fraude causó un daño inmenso: se impidió la renovación de la vida pública, se perdió tiempo y, en vez de avanzar, hemos retrocedido; se lastimaron los sentimientos de millones de mexicanos; se socavó a las instituciones; se envileció por entero a la llamada sociedad política, y quien actualmente se ostenta como presidente de la República carece de autoridad moral y de autoridad política.

La incapacidad de Calderón, su sometimiento, su pago en especie a quienes lo ayudaron en el fraude electoral, sus compromisos con grupos de intereses creados nacionales y extranjeros, su falta de voluntad de cambio, su conservadurismo y el desmantelamiento de los avances sociales y culturales de la sociedad mexicana, han agravado la situación del país.

Hoy, no sólo hay más pobreza, desempleo, carestía, inseguridad y violencia, sino una sensación de frustración que empieza a dominar en amplios sectores de la sociedad mexicana.

Todo esto, mientras el país está a la deriva y el gobierno usurpador está totalmente desprestigiado y carece de poder real, porque nadie lo respeta ni obedece.

Ante esta crisis qué podemos hacer como movimiento. Como mexicanos libres y conscientes, comprometidos con el pueblo y comprometidos con México.

Yo les propongo un plan para salvar a México, inspirado en lo que hemos venido enarbolando.

Este plan busca cumplir tres objetivos fundamentales: frenar el empobrecimiento y la inseguridad del pueblo; defender el petróleo; y seguir trabajando por la transformación de la vida pública de México.

En primer término, para frenar el empobrecimiento y la inseguridad del pueblo les planteo que luchemos, con carácter de urgente, por las siguientes medidas:

Que se cancelen los aumentos de precios de la gasolina, el diesel, el gas y la electricidad.

Que se otorguen becas a todos los estudiantes de preparatoria del país como se hace en el Distrito Federal.

Que se aumente el presupuesto de las universidades públicas para resolver el problema a miles de jóvenes que son rechazados, con el pretexto de que no pasan el examen de admisión.

Que se otorgue una pensión alimentaria a todos los adultos mayores del país, equivalente a medio salario mínimo, como se lleva a cabo en el Distrito Federal.

Que se entreguen de inmediato los ahorros de los ex braceros.

Que se aumente el presupuesto destinado al campo; se establezcan precios de garantía y subsidios al fertilizante y a otros insumos.

Que se construyan las tres refinerías que se necesitan en el país para dejar de comprar gasolinas en el extranjero.

Que se cancele la llamada alianza educativa y, en particular, que no se permita el cierre de las escuelas normales y que se otorguen plazas a todos sus egresados.

Que se lleve a cabo un programa de construcción de obras públicas para reactivar la economía y generar empleos; de manera particular, que se atienda la falta de servicios públicos y de vivienda, en beneficio de la gente pobre de los centros urbanos y de las ciudades fronterizas.

Que renuncien de inmediato los secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública y el procurador General de la República, por carecer de integridad y ser ineficaces en el combate a la inseguridad y la violencia.

Estas acciones pueden llevarse a cabo si hay voluntad política y se logra una nueva orientación del presupuesto público. Por eso, voy a pedir respetuosamente a los legisladores del Frente Amplio Progresista, del PRD, PT y de Convergencia, que hagan todo lo que puedan para apoyar estas medidas y frenar el empobrecimiento del pueblo y el deterioro de la vida nacional.



Recordemos que es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados aprobar el presupuesto público, y aunque sabemos que siempre se da la práctica del mayoriteo entre el PRI y el PAN, nuestros diputados tienen el poder cualitativo, la autoridad moral que otorga el defender realmente al pueblo y a la Nación.

Además pueden argumentar que el gobierno de facto no ha hecho nada por reducir su enorme gasto burocrático. Por el contrario, en 2007, lo aumentó en 154 mil millones de pesos. Y hasta ahora su gasto corriente en 2008, se proyecta en 250 mil millones más. Es decir, en sólo dos años sumará 404 mil millones de pesos.

A su vez, en 2007, los excedentes por precios altos del petróleo de exportación fueron de 12 mil millones de dólares y en 2008 serán 20 mil millones de dólares más.

Por eso, debe reducirse el gasto burocrático en por lo menos 200 mil millones de pesos y que esos recursos, junto con los excedentes petroleros, se destinen como una inversión social a la juventud, a garantizar la soberanía alimentaria, a la construcción de obras públicas, para reactivar la economía, a crear empleos, al desarrollo social y al fortalecimiento de Pemex.

En segundo lugar, en el marco de este plan, en cuanto a la defensa del petróleo, les propongo que sigamos luchando para evitar la privatización, abierta o disfrazada, de la industria petrolera nacional.

Debemos estar concientes que sólo con la movilización ciudadana podemos impedir que se cometa este atraco al pueblo y a la Nación.

Por eso les convoco a estar atentos ante cualquier albazo o madruguete, y les propongo que el domingo 28 de septiembre, desde las 10 de la mañana, llevemos a cabo una marcha mitin del Ángel de la Independencia a este Zócalo de la Ciudad de México.

Amigas y amigos.

Es indispensable también que sigamos luchando para transformar la vida pública de México.

El cambio que necesita el país no vendrá de arriba, de los potentados o de la podrida sociedad política.

La historia nos enseña que cuando se viven momentos aciagos, la salida siempre viene de abajo, de la gente y de soluciones colectivas.


En la lucha de Independencia, Hidalgo decía que el pueblo que quiere ser libre lo será y enseñó que el poder de los reyes es demasiado débil cuando se gobierna contra la voluntad de los pueblos; durante la Reforma, Juárez sostenía que con el pueblo todo, sin el pueblo nada; y en la Revolución, los magonistas repetían una y otra vez que sólo el pueblo puede salvar al pueblo, que sólo el pueblo puede salvar a la Nación.

Amigas y amigos. Mexicanas y mexicanos.

Sí podemos rescatar a México, todo depende de que sigamos trabajando en la organización del pueblo, convenciendo a más gente y haciendo conciencia.

Debemos seguir insistiendo, con perseverancia, tercamente hasta lograr una renovación tajante de la vida pública. La crisis de México no se resolverá mientras se mantenga este régimen de injusticia, de opresión, de corrupción y de privilegios.

Y no es exagerado decir que de este movimiento, integrado por millones de hombres y mujeres libres y concientes, de este movimiento de ustedes y de millones más, depende en mucho el destino del país y de nuestro pueblo.

Todos tenemos derecho a vivir; todos tenemos derecho a ser libres y felices.

¡Patria para todos! ¡Patria para el pobre! ¡Patria para el humillado!

No desmayemos, no perdamos la fe, sigamos adelante.

¡Viva la soberanía popular!
¡Arriba los de abajo!
¡Arriba los pobres! ¡Abajo los privilegios!
¡No al gobierno usurpador!
¡No a la reconquista!
¡No al intervencionismo!
¡No a la corrupción y a la impunidad!
¡Sí a la justicia!
¡Sí a la democracia!
¡Sí a la soberanía nacional!
¡Vivan los indígenas!
¡Vivan los campesinos!
¡Vivan los obreros!
¡Vivan los migrantes!
¡Vivan los artistas!
¡Vivan los maestros!
¡Vivan los profesionistas!
¡Vivan los sectores productivos!
¡Vivan los medios informativos libres!
¡Vivan los estudiantes!
¡Vivan las mujeres!
¡Vivan los niños y los ancianos!
¡Vivan las minorías legales y legítimas!
¡Viva la cultura! ¡Vivan los héroes que lucharon por nuestra Independencia! ¡Vivan los padres de la Patria!
¡Viva Hidalgo!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Morelos!
¡Viva Juárez!
¡Vivan los hermanos Flores Magón!
¡Viva Francisco I. Madero!
¡Viva Francisco Villa!
¡Viva Emiliano Zapata! ¡Viva el general Lázaro Cárdenas! ¡Vivan los dirigentes sociales y políticos asesinados por defender las causas populares!
¡Vivan los héroes anónimos!
¡Libertad a los presos políticos! ¡Viva la Nueva República!
¡Viva la dignidad!¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!


· · · · ·